En
un principio, los teléfonos móviles en la mayoría de colegios y
institutos están terminantemente prohibidos y casi todos los centros
desaconsejan su uso, pero, en mi opinión, el móvil se puede
utilizar perfectamente en clase como una herramienta para aprender,
aunque para ello es necesario que se pongan normas desde el
principio.
Por
una parte, según algunos estudios, los móviles en clase solo sirven
para que el alumno se distraiga, copie en los exámenes (buscando las
respuestas en internet, por ejemplo), para publicar fotos o vídeos
de los compañeros (acoso cibernético), para interrumpir el ritmo de
la clase, etc., aunque por supuesto todo esto se puede controlar por
parte de los profesores.
El
móvil o las tablets pueden ser utilizados como recurso educativo muy
efectivo. Por ejemplo, en caso de que el estudiante quiera aprender
más sobre un tema puede consultarlo en su móvil en el mismo
momento, se pueden hacer fotos a la pantalla digital cuando proyecte
una lección y luego pasarlo a pdf en vez de estar copiando 1000
palabras o usar aplicaciones educativas, por ejemplo para organizar
tareas o crear mapas mentales. Por otra parte, siempre es útil
usarlo en el recreo o en los cambios de clase, donde no molesta a
nadie.
En
conclusión, el móvil puede ser una herramienta muy útil en clase,
siempre que sea usada correctamente, tal y como usamos los
ultraportátiles actualmente, aunque para ello es necesario imponer
normas para que se use como una herramienta de trabajo y no una
distracción.
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